miércoles, 23 de noviembre de 2011

-13+6 La cuna y la carriola

Pues ya tenemos cuna, o más o menos tenemos cuna, es decir, está comprada y pedida pero aún no nos ha sido entregada.

Un día mi mamá y yo andábamos de compras y vimos una venta de cunas de madera que sólo fue tratada con ceras y no con esmaltes. La verdad es que el color no es precisamente bonito pero es mucho más seguro para nuestro tesoro. Mi mamá nos regaló la cuna. A Ro le dio un poco de pesar pero a fin de cuentas es un regalo que mi mamá nos quiso hacer independientemente de todo.

Esperamos que llegue en unos 15 días y mientras tanto Ro necesita pintar el cuarto y el clóset, ya tenemos los juegos de cuna, un móvil y montones de ropa y pañales de tela que necesitan acomodarse. También econtramos la carriola que queríamos a buen precio este fin de semana del "Buen Fin".

No crean, estoy preocupada porque una cuna y una carriola necesitan un bebé de verdad para que uno pueda aprovecharlas. Espero que nuestra princesa siga creciendo sana y fuerte y que la tengamos en nuestros brazos hasta la última semana de febrero para que esté bien cocinadita pero los nervios me llegan de a ratitos durante el día.

Con algo tan maravilloso como un@ hij@ no me puede quedar duda que existen los milagros. Me siento de lo mejor, he subido relativamente poco peso, duermo bien (todavía hay noches que no me tengo que parar al baño), sigo sin hinchazón, a pesar de mi hernia en el esófago no he tenido acidez y nuestra bebé a pesar de estar un poco pequeña es muy activa y reacciona a los estímulos.

Aún así sé que entre un bebé en la panza y un bebé en los brazos hay algunos obstáculos que sortear. Yo lo que espero es tener una inquilina para la cuna, una compañera para salir a pasear en la carriola y una hija que pueda amar y educar para convertirla en una buena persona.

1 comentario:

  1. Seguro que vas a poder disfrutar de todo, aunque es cierto que los temores no se pueden evitar. Yo recuerdo que al llegar a la semana 28 pensé: si naciera ahora tendría posibilidades de sobrevivir. Y cada semana que pasaba el miedo disminuía un poquito.
    Un abrazo.

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