lunes, 22 de marzo de 2010

Sin ella


Ro se fue hace 32 horas, me dejó acostada en nuestra cama.

Se fue a un congreso a Acapulco para presentar el proyecto que desarrolló con su tesis. Regresará hasta el viernes por la tarde.

De algún modo logré comer, bañarme, lavar ropa, atender a Tuci, lavar los trastes e ir al cine. Aunque debo admitir que esta última operación no fue exitosa porque al entrar y escuchar "La radio en el cine" esa canción de Belanova estaba en las bocinas de la sala.

"Cada que pienso en tí,
se enciende mi corazón
y nada es más triste que hoy
hablar de tiiiiiii"

La canción ya era dura por sí sola, pero si a esto le añadimos un corto de un perrito fiel que siempre espera a su dueño... lagrimones seguros.

La casa no es lo mismo sin ella, la comida no sabe a lo mismo porque no la sazona nuestras pláticas y el quéhacer no es divertido sin verla a ella barriendo o moviendo sus pompitas mientras lava la loza.

Ni hablar, por lo menos ya falta un día menos.


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