Comimos rico, caminamos como locas, compramos una que otra cosita y empezamos a extrañar nuestra casa, pero sobre todo a nuestra media hija, así es, tal y como lo leen ya tenemos una media hija... la historia se las debo para el viernes.
El lunes fuimos a ver 3 museos, comimos en el barrio chino y el martes nos paseamos por el Zócalo, las tiendas y los parques, de nuestros pies mejor ni hablamos, porque eso sí, todavía hoy me duelen (y a mi mujer también, de eso no hay duda).
Lo que sí me sorprendió es cómo puede una extrañar tanto lo que has tenido y vivido desde hace tan poco, nuestra cama, nuestra salita, nuestras plantas y sobre todo a la pícara media hija que nos ha llenado los días de risa con tanta travesura que se le ocurre hacer...
Ni hablar, así es nuestra familia
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